jueves, 13 de junio de 2013


Alí (que Allah honre su rostro) es el maestro de la verdad, el jefe posesor de rectitud, la montaña de la dulzura, el océano de la ciencia, el polo de la religión. El es el escanciador que da a beber el agua del Kausar, el imán que muestra el camino verdadero, el primo del Profeta Muhammad (que Allah le bendiga y le conceda la paz), el león de Allah, el escogido, el elegido, el esposo de la virgen, el casto 'señor, el yerno del Profeta. Ha venido a explicar la dirección; ha venido a desvelar el secreto de "pedidme"; es el director lleno de mérito de la religión; es su juez absoluto. Como Alíes el único confidente de los secretos de Allah, no se puede experimentar ninguna duda sobre su eminente ciencia. Según una sentencia del Profeta Muhammad (que Allah le bendiga y le conceda la paz), Alí (que Allah honre su rostro) conocía la esencia divina; ¡qué digo! formaba parte de ella. Si alguien fue resucitado por el aliento de Isa (la paz sea con el), Alí (que Allah honre su rostro) curaba una mano cortada con una sola palabra. En la Kaaba fue aceptado por Allah; rompió sus ídolos hasta en la espalda y los hombros del Profeta. Su corazón contenía los secretos del misterio; habría podido retirar de su pecho su mano blanca. Si no hubiera tenido blanca su mano, ¿cómo habría podido reposar en ella la espada "zú'l ficar"? Tanto estaba emocionado a causa de sus preocupaciones, tanto decía en voz baja secretos a un pozo; no encontró en los horizontes a nadie a quien pudiera hacer su compañero; entró en el santuario y no tuvo "mahram”.


Extracto del libro "Mantic uttair" de Farid-ud-Din Attar

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